En una conversación alquimista, Jorge Reichmann me envía a la Poesía Vertical de Roberto Juarroz y encuentro esto.
Romper también las palabras,
como si fueran coartadas ante el abismo
o cristales burlados
por una conspiración de la luz y la sombra.
Y hablar entonces con fragmentos,
hablar con pedazos de palabras,
ya que de poco o nada ha servido
hablar con palabras enteras.
Reconquistar el olvidado balbuceo
que hacía juego en el origen de las cosas
y dejar que los pedazos se peguen despues solos,
como se sueldan los huesos y las ruinas.
A veces lo roto precede a lo entero,
los trozos de algo son anteriores a algo.
El aprendizaje de la unidad
es aún más humilde e incierto
que lo que sospechamos.
La verdad es tan poco segura
como su negación.
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