lunes, 28 de julio de 2008

Tras asistir a la ejecución de las alondras has descendido aún hasta encontrar tu rostro dividido entre el agua y la profundidad.

Te has inclinado sobre tu propia belleza y con tus dedos ágiles acaricias la piel de la mentira:

ah tempestad de oro en tus oídos, mástiles en tu alma, profecías...

Mas las hormigas se dirigen hacia tus llagas y allí procrean sin descanso

y hay azufre en las tazas donde debiera hervir la misericordia.

Es esbelta la sombra, es hermoso el abismo:

ten cuidado, hijo mío, con ciertas alas que rozan tu corazón.


_____________________________ Antonio Gamoneda
_____________________________ "Lápidas"

1 comentario:

Estel Julià dijo...

Hola Jesús,

Qué bello poema nos traes de un maestro como Gamoneda.
Hay que releer y releer y descubrir en su interior ese gran mensaje:

ten cuidado, hijo mío, con ciertas alas que rozan tu corazón.


Hay alas de tantos tipos y colores, descubrir aquellas que nos ayudan a crecer es todo un reto.

Un abrazo semi-vacacional,



Estel J.