domingo, 15 de febrero de 2009

LOS BARRIOS INVISIBLES de Víktor Gómez

En el blog del Manual de Lecturas Rápidas para la Supervivencia siguen subiendo libros de poesía actual a su biblioteca. Hoy le toca el turno al libro:

Víktor Gómez: Los barrios invisibles (Valencia, 2008)

Podéis leer aquí un fragmento del prólogo y un poema. Que lo disfrutéis.


Del prólogo al libro, a manos de Laura Giordani y Arturo Borra:

"Ingresar a Los barrios invisibles no resulta una tarea exenta de riesgos. Supone pasar por regiones salpicadas de sombra, traspasar las arterias luminosas de las ciudades, violar la frontera donde lo desaparecido reaparece con sus violencias in-corporadas. Desde esa apuesta riesgosa, la escritura poética que en este espacio textual se delimita es, al mismo tiempo, esbozo de una específica política de lectura: interrogar aquello que el discurso del poder borra de su superficie o, para decirlo con otros términos foucaultianos, poner bajo sospecha un régimen de visibilidad que invisibiliza lo que lo amenaza o perturba (por el mismo hecho de mostrar su contingencia). Como un recordatorio incómodo e incomodante, Víktor Gómez inquiere en una geografía de la fractura, en la herida incesante que nombra nuestro presente y lo construye como objeto enunciable. Decía el poeta argentino Roberto Juarroz a propósito de ese desplazamiento de énfasis que opera en la escritura poética: “El poeta es un cultivador de grietas: fractura la realidad aparente, o espera que se agriete para captar lo que está más allá del simulacro”. En efecto, la poética de Víktor Gómez se afirma en esa tentativa estético-política que no duda en desestabilizarse, ponerse en crisis, como condición de lectura crítica. No se conforma con constatar lo ausente, sino que irá en su persecución, aunque en esa singladura haya que reinventar lo decible, o mejor dicho, expandir el campo de lo que puede decirse desde un lenguaje del margen (...)"


DISPARO Y (DES)CONCIERTO

los mutilados:

ellos sí saben bailar
en el concierto
de medianoche

¿qué ciegos
dirán
que lo no visto es inverosímil?

ni los jardines
ni los músicos
ni este insuficiente salmo
convencerán.

acabada la fiesta, ¿qué calles
dirán que estuvimos?

¿qué día
por cuántas ventanas
si sólo
la lluvia siguió nuestros
pasos?

pasillos o noches:

¿quién sabría
si es inverosímil lo visible
salvo los desaparecidos?

Víktor Gómez



P.D. Felicidades, Víktor!

4 comentarios:

María Socorro Luis dijo...

Lo primero: Un poema magnífico.

Para Arturo y Laura:
Después de haber leído algo - muy poco - , de Viktor, tengo que estar de acuerdo con todo lo que se dice en vuestro prólogo.
En efecto, su poesía y su prosa poética, traspasa los límites visibles, viola las fronteras para captar sus apariciones in-corporales...
Saber leerlo, yo creo, es lo dificil para quien se circunscribe en lo visible, en lo tangible. Porque, significa dudar de la visibilidad, significa saber escudriñar las grietas, descubrir lo que está más allá de lo visible...
Es, en suma, saber tantear, palpar, esa realidad otra, en la que habita lo fantástico...

Está claro: ¿ Qué ciego puede decir, que lo que él no ve no es verdad?
Y ¿ Quién sabría decir, si no son los desaparecidos, que no es verdad lo visible?...
Mi opinión de inexperta.Jesús: te he contestado en mi blog. Es un placer que me incorpores a tu blog. Que, por cierto, es el primero que visité al iniciar el mío.
Saludos poéticos a los cuatro.
Y, como dirían mis hijos, perdón por "la chapa".

María Socorro Luis dijo...

Jesús, perdona el error de espacio. El teclado, a veces...

Víktor Gómez Valentinos dijo...

María:

agradezco mucho tu lectura y que compartas tus impresiones. gracias, de verdad. Ojalá estos textos visibilicen y nos animen a mirar y hacer desde y por esos barrios invisibilizados.

Un beset,


Viktor

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Jesús:

Compa, tiene el poemario huellas de tus disparos (antihaikus) y horas de complicidad en lo social, en la acción social, en con/versa sobre lo humano y lo infrahumano, y tanto más. Junto a Julio Obeso y Ana Mª Espinosa, junto a Laura y Arturo, o Quique Falcón, eres uno y parte, pues sería otro libro sin vuestras sinergías y permanentes referencias.


Gracias,

Tu Víktor