LOBO.- ¡¡Niña, ¿dónde estás?!!
¡Niñaaaa!
Déjame que te lleve
al fondo de los caminos
a oír el susurro
de los carros y carneros.
¡Niñaaa! ¡Niña rojaaa!
Iremos a escuchar cómo crujen
las quijadas de los corderos
y veremos caer las plumas
de las gallinas en los establos.
Pisotearemos, roja niña,
los campos de amapolas.
Serás una ante mis garras.
Serán tuyos mis colmillos.
CAPERUCITA.- (saliendo de su escondite)
A mí me gustan los corderos.
LOBO.- Te descoyuntaré uno cada noche.
CAPERUCITA.- Y las gallinas.
LOBO.- Las desplumaremos juntos.
CAPERUCITA.- (levantando muy despacio el hacha)
Y las amapolas…
Las amapolas me vuelven loca… ¡¡¡ZAS!!!
2 comentarios:
Muy buena esa caperucita, Jesús. Me reí. La recibí por correo y me gustó particularmente -aparte del humor del texto- la ilustración con esa caperucita semi-oculta tras el árbol esperando la ocasión.
Te dejo un muy fuerte abrazo y los mejores deseos.
Laura.
Es lo más curioso e inesperado que recibí en unas Navidades, Jesús. Caperu es una niña que tiene el ojo de un halcón y la lengua de una serpiente. Qué ricura. Y seguro que estudia en un carísimo colegio al cuidado de dogmático claustro y en el entorno cálido y elitista de las aulas más cualificadas para preparar a nuestros futuros líderes...
¡¡¡¿Feliz Navidad?!!!
Tu Víktor
Publicar un comentario