Apenas tres escenarios: un despacho, el nocturno con cansancio y los fines de semana, marítima estafeta del azul ante la orilla,
el desprestigio de los juramentos infantiles.
Es verdad que todos los senderos conducían a este volcado diario en ponerse de pie;
treinta y cinco toneladas de afectuosa normalidad y de cine.
A medio camino dos proyectiles le convencieron de la moral como fungible:
un viaje a Latinoamérica del que quiso regresar intacto
y la excelencia del sepulcro en los recitales de poesía. Mientras
el tiempo que insiste en su rizado fracaso, este rumor tectónico graduándose una y otra vez en su amenaza. En ocasiones
la soledad, escandalosa y ciega, el muerto reciente y su plazo para estar sufriendo.
Lo preocupante no es la mano diminuta que sujeta un globo sino los ojos que anticipan el telón del cielo y bueno,
podrían esforzarse más pero hace tiempo que ni el dolor es unitario –segunda pérdida ancilar, tras los dientes de leche y el astrolabio del drama.
Aquí el origen de la religión y la farmacología.
A este paso, piensa, somatizaremos flores desde las anginas
o el caso de aquella mujer que aplastó a su bebé, alguien había mojado el suelo.
Claramente: a más puro el amor más estentórea la carcajada.
Por qué razón la gente mirará fósiles en los museos.
Por qué parece un cuento la indolencia de los dioses mitológicos.
JULIETA VALERO
“Autoría”. DVD ediciones
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