domingo, 25 de octubre de 2009

VOLEN VERSOS: libro conmemorativo del Día de la Biblioteca.

El pasado sábado 24 de octubre se celebró el Día de la Biblioteca. Nuestra amiga e incansable bibliotecaria virtual Sàlvia nos pidió participar con algún poema sobre libros. Con ellos ha elaborado un libro virtual que podéis ver abajo.

Quisiera dedicar esta entrada del blog al trabajo indispensable de todos los bibliotecarios del mundo, trabajo tan necesario y tan valioso.

Un abrazo!


miércoles, 21 de octubre de 2009

ART D'ACCCIÓ (Octubre Centre de Cultura Contemporània)

Arrt d'Accció
Ciclo de performace i/o Arte de Acción. Coordinado por Sinberifora A.C.
Octubre Centre de Cultura Contemporània.
C/ Sant Ferran, 12 València.
Entrada libre.

Sábado 24 de Octubre 2009 a las 19h

3 i no res son Bartolomé Ferrando+Lucía Peiró+Avelino Saavedra (Valencia)
Josep Sou (Alacant)
Josep Masdevall (Banyoles)

Presentación del libro Bartolomé Ferrando. La fractura dels marges poètics (Editorial Alfons el Magnànim, 2008), de Josep Sou.


3 i no res. Bartolomé Ferrando+Lucía Peiró+Avelino Saavedra.

Entre poesía y música; entre cantos y estallidos de letra, tres voces se articulan y mascullan trozos de palabra. Lo que dicen escapa al territorio del habla y emiten un lenguaje de roces, de líneas, de grietas, de heridas y de grumos fonéticos que hablan entre huecos más allá del habla. La ternura, la satisfacción, el agravio, la exigencia o el llanto asoman su cabeza de vez en cuando. Las voces dicen, desde lo desconocido, rasgos y matices de lo que a todos nos es conocido y nos sitúan, entre lo absurdo y lo evidente, en un espacio enredado de signos, entre gritos y silencios puntiagudos


Josep Masdevall.
Estudia Bellas Artes en la Universidad de Barcelona. La orientación escultórica de estos primeros años determina que su obra, todo y materializarse en formatos diversos, tenga una relación especial con el espacio dónde se inserta. A principios de los años 90, se acerca al arte conceptual hasta interesarse por la lingüística. Así, el año 1997 se licencia en Filología Catalana a la Universidad de Girona. Por otra parte la preocupación por el espacio y su representación, que se inició en los primeros estudios de escultura, le ha llevado a licenciarse en geografía el 2004. Su obra actual se mueve entre la escultura, las instalaciones e intervenciones, y las acciones. La presencia del artista, que en las primeras acciones de los años noventa está relacionada con intervenciones en el espacio de carácter escultórico, ha acabado siendo el elemento principal de las últimas obras como “Sólo con público” (Murcia, 2007), en la cual Masdevall sale al escenario y se queda derecho sin hacer nada durante unos veinte minutos, o como “Ejercicios de estilo” (Banyoles, 2008), dónde el artista se está 11 horas seguidas de un jueves cualquiera (de sol a sol) en un punto de la Plaza Mayor de Banyoles esperando.

domingo, 18 de octubre de 2009

ARTE POÉTICA (Pilar González España)

la palabra es ya la nieve
______ el frío que nos cerca

lo que una vez fue LLAMA
______ fuego sin nombre


calor exacto



Pilar González España
"Transmutaciones"
Ed. Torremozas

lunes, 12 de octubre de 2009

JEAN COCTEAU

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- Señor Cocteau, si alguna vez se quemara el Museo del Louvre, ¿usted qué salvaría?

- El fuego.






domingo, 11 de octubre de 2009

...eras la dulzura y el exterminio... ANTONIO GAMONEDA

(fotopoema de Jennifer Arnau)
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He envejecido dentro de tus ojos; eras la dulzura y el exterminio y yo amé tu cuerpo en sus frutos nocturnos.

Tu inocencia es como un cuchillo delante de mi rostro,

pero tú pesas en mi corazón y, como una miel oscura, yo te siento en mis labios al ir hacia la muerte.




ANTONIO GAMONEDA
"Libro del frío"
Ed. Siruela

viernes, 9 de octubre de 2009

EL ARCA DE LOS DONES de Juan Carlos Mestre

(agua tinta de Juan Carlos Mestre)

EL ARCA DE LOS DONES

Mi alma es esa casa de madera que arrastra el vendaval.
A veces en la noche yo siento acercarse a un huésped invisible y oigo girar su llave y escucho avanzar sus pasos.
Entonces la poesía, cada pluma arrancada a las alas de un ángel, es la semejanza de una casa en el aire, el portal luminoso, las ventanas abiertas, el que empuja la puerta y el que entra seguro y se acerca hasta el arca y reparte los dones.
Doy al amanecer, cuando la sangre de los delfines se derrama lentamente sobre el serrín de las cervecerías, un cuchillo blanco.
Al que bajo el hielo negro de la noche caminó conmigo y sufrió conmigo la dócil alianza del fracaso, dejo la herida.
A la columna de silencio de esa muchacha que rozada por el tacto de la obediencia guarda en su pensamiento la perfección de la muerte, una copa de viento y de raíces.
Al río de mi infancia donde bebió Demócrito de Siracusa la niebla del espíritu, la claridad que ya no tendrán mis ojos.
A la ciudad que cercada por la elipse del envejecimiento enterró su memoria junto a las norias de la desposesión, una tumba vacía.
Al muchacho judío que ante un espejo empañado contempla el rubí de su alma atravesado por la espina de la crucifixión, una caja de música.
A la sombra de mi padre contemplando la luna, una cabaña en el bosque.
Al que en los atrios de la conformidad padeció la pobreza mas no será nombrado en las tablas de la justicia, la balanza con los alimentos.
A la orilla del mar, un caballo con cabeza de tortuga romana.
A la mujer que me amó con la fidelidad del astrónomo, dejo el resplandor, el halo de una estrella cuyo astro no existe.
Al ibis, la analogía de las agujas.
Para el que estrechamente vigilado por la locura hizo vibrar el ángulo recto de las constelaciones, el acordeón y las palomas verdes de la plaza.
Para ti, amor mío, el río eterno de los dioses y sus gatos sagrados.
Al insobornable enemigo cuya víctima fue feliz como un imán vertiginoso ante los filamentos de la melancolía, una silla de enea.
A la muerte, una puerta abierta.
Al ajusticiado en el abismo de su propia escritura que sólo tuvo oídos para el ángel y amó la semejanza y la inutilidad de las cosas, una jaula con peces de madera.
Al otoño, la lejana memoria de las ballenas del cabo.
A la sabiduría de los profetas, un candil de silencio.
A la lápida de Leonardo Mestre, los sueños que no tuvo y que ya nunca sabrá.
Al que con su linterna de fósforo ayudó a resistir y guió la navegación de los torturados, el faro de la utopía.
A la dulce mujer que se acercó a mi sombra como madre, el azul de mayo y el zumbido de las abejas en la primavera.
Al jardín de los monasterios, la alondra del alba y la rosa cortada del rabino.
Al tetrarca y al que está detrás de su lengua como un tábano, la urna rota del centauro ante la que un lacayo da voces.
A la tristeza que iba cruzando el puente aquella tarde de invierno, un revólver cerrado por un nudo.
Para el leñador que derribó el gran ciprés de los hermeneutas, el meteoro silvestre de las ciervas ingrávidas.
A la estatua de Francesco Orsini duque de Bomarzo, el vértigo transparente de la materia que huye.
A los versos que no escribí, un collar de frutos y semillas.
A la grieta del eremita, la pantera del anochecer.
A la memoria, la lluvia, el lirio de las estaciones abandonadas por las que pasa el ferrocarril sin detenerse.
A los amantes que descifran su desnudez en la oscuridad, un hilo de saliva.
A la pirámide del conocimiento, la amatista mojada del escarabajo y los élitros celestes del jeroglífico.
A La Habana de mis antepasados allá por mil novecientos veinte, la nieve.
Para Rousseau el Aduanero, los ágiles antílopes que cruzan el agua encarnada de los sueños.
Dad este libro a los animales, al búho y al alce, al armadillo y al erizo silvestre.
Arrancadle una a una sus páginas y dádselas a los animales. Dadle al hurón la oscuridad de la palabra búfalo y al búfalo la inmaculada pradera del billar de los bares.
Y de entre todos los dones y de entre todos los sueños, dadle a mi corazón una casa en el aire.

JUAN CARLOS MESTRE
“La poesía ha caído en desgracia”
Ed. Visor

domingo, 4 de octubre de 2009

ESTO NO ES PARÍS

Esto no es París
ni son las cinco de la tarde
ni llueve
ni hay cómicos en la calle.
Como tampoco en esta esquina
de esta ciudad que no es París
hay un organillo sorprendido
ni un bohemio pintor
ni una botella de vino.
Porque a las cinco de la tarde
esta ciudad no es París
ni existe un amor curioso
escondido tras los visillos
mientras canta Edith Piaf
"Les amants de Paris".
Ni el recuerdo del Sena
se lleva mis tristes recuerdos
de esta ciudad sin noche
ni espejos de miel.
Y no miento si digo
que Paul Eluard saltó de mi habitación
con alas de ícaro y cuervo
por la ventana de esta ciudad
que no tiene palomas ni alegres borrachos
porque a las cinco de la tarde
esta ciudad no es París.

_________________________ UBERTO STABILE
___________________________ "Distrito Marítimo".
___________________________ Valencia 1981





"Pourtant quelqu'un m'a dit que tu m'aimais encore,
c'est quelqu'un m'a dit que tu m'aimais encore,
serait-ce possible alors?"
CARLA BRUNI

jueves, 1 de octubre de 2009

JUAN CARLOS MESTRE, PREMIO NACIONAL DE POESÍA 2008

(tomado de ABC. Manuel de la Fuente. Madrid.)

Un pájaro de buen agüero llamó ayer a la puerta de «La casa roja», de Juan Carlos Mestre, libro por el que el poeta berciano ha obtenido el Premio Nacional de Poesía 2008. El jurado del galardón, cuya dotación económica es de 20.000 euros, ha estado presidido por Rogelio Blanco, director general del Libro, Archivos y Bibliotecas, y de él han formado parte, entre otros, los también poetas Joan Margarit y Olvido García Valdés, autores galardonados en la dos últimas ediciones, y Elena Medel.
Mestre recibía tranquilo y sereno la llamada de ABC, y con cierta austera y sobria distancia la noticia del galardón, que le traía a la memoria otras voces ya perdidas, y su deseo de hacer justicia, poética, cuando menos: «Los premios carecen de importancia, sobre todo cuando hay tantos admirables poetas y queridos amigos que no han tenido la justicia del gran reconocimiento. No me puedo olvidar en estos momentos de dos personas desaparecidas este año, José Miguel Ullán y Antonio Pereira, dos poetas que han sido dos referentes para mí en todos los órdenes de lo literario y lo personal».

Pintor y creador visual, además de vate de larga trayectoria, autor de libros como «Antífona del otoño en el Valle del Bierzo» (Premio Adonáis, 1985), «La poesía ha caído en desgracia» (Premio Jaime Gil de Biedma, 1992), «La tumba de Keats» (Premio Jaén de Poesía, 1999), Juan Carlos Mestre (Villafranca del Bierzo en 1957) escribió «La casa roja» (Calambur Editorial) durante nueve años, un libro de alguien que asegura que no tiene «una relación literaria con la poesía. En ese sentido, comparto la idea de Antonio Gamoneda cuando señala que poesía es un proyecto espiritual y no un proyecto de sociología de lo literario». El poeta ahora galardonado entiende la poesía como «la conciencia de algo de lo que no podemos tener conciencia de ninguna otra manera», y puesto tras la huella y el pensamiento de su «admirado Rafael Pérez Estrada» explica que “este libro son palabras civiles para después del tiempo».

Mestre abre de par en par la puertas de «La casa roja», puertas de una casa que es para él «una casa de huéspedes abierta a los desterrados de la razón, a aquellos que han hecho de su vida una apuesta por la imaginación, por los sueños, aquellos que en las amargas canteras de la Historia levantaron su voz para desobedecer, para decir que no». Una casa, un hogar imperecedero, una vivienda casi eterna para un puñado de habitantes conscientes de que «no hay más alto destino para el arte que no sea el elogio de la dignidad humana y la lucha por el derecho civil a la felicidad». Un puñado de inquilinos cuyas voces constituyen «un coro concertado de desobedientes, de voces borradas por los discursos de orden, por los discursos del poder, por los discursos normalizados que han ido expulsando a través de la Historia las voces de los que disienten».

Juan Carlos Mestre desgrana los versos a través de las habitaciones de esta casa, situada «en un territorio de acarreo que es fundamentalmente el territorio de la poesía, porque en ella caben todas las posibilidades. Afortunadamente, un libro de poemas no es un regimiento en el que haya que guardar algún estricto orden de discursos, sino que es un pabellón de insumisos, todo libro de poemas es un pabellón de insumisos, y la poesía ese lugar donde se hace de manera más radicalmente fehaciente el postulado de que la libertad es la primera obligación de aquellos que establecen los derechos civiles de las palabras como utopía para acercarnos a un porvenir más digno…».