Escribir es una cosa. Hablar es otra.
Escribir no es hablar.
Leer no es hablar.
La lectura es una relación entre lo escrito y el lector, no entre el escritor y el lector porque lo escrito, escrito está.
Leer no escribir.
El escritor no es el lector.
El escritor no necesita un público, le basta con escribir. Bien mejor que mal.
Lo escrito puede no ser leído. Aunque no sea leído existe. La existencia no necesita testigos. Ni testimonio.
La lectura privada no es la lectura pública.
Las dos son peligrosas.
El buen lector está sólo en la lectura pública y acompañado en la lectura privada.
El buen lector nunca está solo consigo mismo.
No se oye a sí mismo. Oye la lectura.
Oír la lectura no es oírse a sí mismo.
El buen lector está pendiente de la escritura y de la lectura.
El mal lector está pendiente del público y de sí mismo.
La lectura ha de estar pendiente de la lectura.
Leer no es ver.
Hay que ver para leer y hay que leer para ver.
Leer no sólo es ver.
Ver no es sólo leer.
Las dos cosas son difíciles.
Una visión directa hace difícil la lectura.
Una lectura fácil hace difícil la visión.
La escritura es una notación, un conjunto de signos, que tiende a establecer el mayor grado posible de realidad. Lo escrito, escrito está.
Realidad.
Una escritura verdadera ha de ser libre porque la realidad es algo abierto y la escritura ha de dejar constancia de la realidad.
Lo escrito, escrito está, esa es la realidad.
Ha sucedido así, pero pudo haber sido de otra manera: esa es la libertad.
La escritura moderna tiene sus ilusiones.
Pero no es ilusoria, ni ilusionista.
El escritor moderno también tiene sus ilusiones.
Pero no es un iluso.
Sabe que sus ilusiones son eso, ilusiones.
Se pueden destruir algunas ilusiones, pero no todas.
No hay vida sin ilusión. También de ella se vive, como dice la gente.
Pero.
La escritura moderna no es ilusionista.
El ilusionismo pretende hacer olvidar las dimensiones reales de un arte y absorberlas en las ilusorias. Que veamos ricos manjares donde sólo hay un cuadro. Es indulgente.
Por eso el contrailusionismo moderno hace que la ilusión se vuelva contra sí misma y se declare como tal ilusión, reforzando así los elementos reales de una obra.
El cultivo innecesario o gratuito de la ilusión es una debilidad.
La escritura moderna es directa.
También es libre.
Ser directo tiene sus problemas.
La libertad también los tiene.
Hemos dicho que la visión directa hace difícil la lectura.
Por eso la escritura moderna es difícil.
Y no sólo por eso.
Está la libertad.
La escritura moderna se ha liberado de muchas cosas, de las palabras, de las sílabas, de las descripciones, de la psicología, de la historia…
Ha suprimido muchas necesidades.
No es positivo. Es directa y libre como el amor.
Que también tiene sus problemas.
Y pocos puntos de apoyo.
Escritura no es dibujo ni pintura. No es sólo eso.
Tampoco es caligrafía.
La caligrafía fue una cosa muy seria. Estabilizada la escritura. Pero el momento histórico de la caligrafía ha pasado. Ahora es cosa de estetas.
Tampoco es la escritura tipografía.
La llamada revolución tipográfica también ha pasado y no produjo demasiada buena tipografía. Pero no faltan los románticos que se han quedado en ella y juegan al pseudomodernismo o al constructivismo o a la Bauhaus. Son juegos estéticos.
Escritura no es pintura.
La pintura es cosa de color, la escritura de mancha. De tinta.
Los estetas que enmarcan un “poema visual” y lo colocan en una galería creen que ya han llegado la hora feliz de la confusión de todo con todo.
Otros, más duros y científicos, llaman a eso “un experimento”.
La hora del maíz híbrido habría sonado para el arte.
La escritura moderna no es cosa de “experimentos”.
Es una cosa de experiencia.
El experimento simplifica, busca la simpleza, la economía.
La escritura sólo puede, a lo sumo, ser sencilla. Pero no es simple.
El experimento busca leyes seguras.
En la escritura moderna la experiencia nos enseña que poco o nada es seguro.
La escritura no es dibujo. Por lo menos no es sólo dibujo aunque sea o parezca casi dibujo.
En este momento la escritura está más cerca del dibujo. Ese es su riesgo actual, como antes lo fue la palabra o la música.
La palabra ha dejado de ser el riesgo de la escritura. Se ha ido pero volverá. Y cuando vuelva ya no será la misma.
Ha habido escritura sin palabras y hay escrituras sin palabras.
En escritura, como en todo en la vida, puede haber cualquier cosa.
Pero el que pueda haber no quiere decir que lo haya.
Escritura no es música.
La escritura puede ser muda o sonora.
Como el clima.
Los estetas han abusado de la escritura sonora y del cine mudo.
La escritura tiene una reputación de estabilidad. Se la debe a los romanos con sus bellas inscripciones en piedra. The Roman Capitals.
El problema es que nada es absolutamente estable.
Como decía Gertrude Stein “no hay repetición, sólo lo parece”.
Mientras más vemos menos entendemos. Y.
Mientras más vemos más comprendemos.
Esto sucede con la escritura moderna y con todo lo demás.
El problema es que todos queremos verlo todo.
Y eso no es posible.
Si es posible, en la escritura moderna es posible.
Pero entonces la gente se queja de que no entiende.
Pero si usted lo ha visto todo ¿qué le queda por entender?
Desde luego, todo.
Y si usted lo ha entendido todo ¿qué le queda por ver? También todo.
¿Y comprender?
Esto es cosa del que ha visto bastante y entendido bastante.
1 comentario:
Muy interesante y para reflexionar, gracias, Yaiza
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