En marzo y con las atronadoras Fallas de fondo, llega este
clásico del arte sonoro y la música experimental. Una rotunda muestra de
intervenciones en el espacio público, instalaciones, eventos presenciales,
intermedia, en vivo y en directo, propuestas de escucha en situación,
videoarte, electrónica y acústica; pero además, un nutritivo y necesario
Congreso para bucear en la historia, en los cómos y en los porqués de los muy
desatendidos “100 años del arte sonoro Valenciano o de la valencia y su
modernidad trabada”.
De nada le sirve a esta Valencia abatida el mirar para otro
lado, el negar y el expulsar, siempre hay una primavera al acecho, sostenible y
hasta pujante. Los tiempos, muy otros, se pusieron de nuestro lado, y más allá
de la indignación, las posturas y estrategias personales, todo se confabula
para postular un hacer creador más horizontal, más coordinado y, sobre todo,
más comunal, al tiempo que más austero y eficaz. Murió, por obsoleto, el
trasunto ese de los mequetrefes, validos y demás maestrillos de aminorada
zancada.
Este festival es posible gracias a la generosidad y
entusiasmo de todas y todos cuantos en él participan.
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