los minutos de las horas
cae la esquina de la cama
por la grieta de tu ausencia
sólo tu voz resguardaba
¿quién encenderá las luces?
mudo el amor, asfixia el tiempo
revuelvo mis cajones
¿quién acunará la escasez?
tanto abrazo deshabitado
tanta caricia huyendo por el jardín
¿cómo barrer el silencio?
el verano no entiende
de aliento que no es
ni piel abandonada
te vas:
yo
mordida de vacío
Mar Benegas
3 comentarios:
Hay veces que, todavía y gracias a los dioses, a uno se quema el incienso que lleva en los bolsillos con la lectura de algunos versos que valen la pena y traen en sus sílabas aire del estar todavía en lo esencial.
Gracias Mar.
fantástico el poema...
mariano
gracias;
a jesús por hacerme hueco en su blog y a vosotros por deteneros sobre mis palabras...
Mar
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