Tras las intensas deliberaciones del jurado del Premio Internacional Ciudad de Orihuela de Poesía para niños, me atrevo a lanzar una serie de reflexiones que se han dado entre los miembros del jurado. La única intención de esto es generar un debate o una conversación sobre cuál debe ser la materia poética a ofrecer a los pequeños y por dónde debe ir la poesía infantil.
COHERENCIA INTERNA DEL POEMARIO. Al igual que, en la poesía de adultos, los poemarios han de tener una coherencia interna que enhebre todos los poemas. En ocasiones la coherencia puede ser temática, es decir, que todos los poemas giren entorno a un eje temático. Otras veces, puede ser un hilo estilístico. Este último punto es más difícil de conseguir, pues a los niños les cuesta percibir la forma más allá del propio disfrute de la misma.
LA MIRADA DEL NIÑO. Es importante que el poeta se sitúe en la mirada del niño. Las percepciones, las sensaciones, los temas han de acercarse a lo que sienten los niños. Un poemario que se sitúe a su altura emocional y donde ellos se reconozcan estará más próximo a ellos.
LECTURA DE FORMA AUTÓNOMA. Un factor que suele producir discrepancia es si el poemario puede ser leído por el niño de manera autónoma o necesita la ayuda del adulto para adentrarse en él. La lectura individual y silenciosa de poesía por parte de los niños es algo muy valioso a conquistar entre todos.
DEPURACIÓN DEL LENGUAJE. Se suele caer en el error de creer que simplificar el lenguaje es el vehículo para acceder al mundo poético infantil. Toda obra artística dirigida a la infancia ha de tener el mismo rigor (sino más) que con los adultos. Es importante no caer en “lugares comunes” en las imágenes poéticas. Conviene también evitar las excesivas repeticiones rítmicas. No obstante, hemos de recordar que los niños desconocen muchos de los recursos poéticos habituales y hemos de ser prudentes a la hora de utilizarlos. Ser extremadamente conceptual o depurar en exceso puede alejar la imagen poética y hacerla inaccesible para el niño.
INVITAR A CAMBIAR LA MIRADA. El poeta es un artista que mira las cosas de otra manera. Utiliza las palabras para ofrecernos una otra visión de la realidad. ¿Por qué no invitar al niño a mirar de otra manera las cosas? Es cierto que ellos ya gozan de una mirada subversiva de la realidad que perdemos según crecemos, pero podemos invitarles a que no la pierdan, a que la conserven.
VARIEDAD NO SIGNIFICA IRREGULARIDAD. En ocasiones, creemos que tenemos que exhibir fuegos artificiales para captar la atención del niño. Este exceso de diversidad produce una saturación y/o una pérdida de regularidad que no permite sostener el poemario. Seamos diversos en su justa medida.
HA DE SER UN LIBRO GOZOSO. Es tremendamente importante pensar en que el niño ha de disfrutar de la lectura del poemario. Esto no quiere decir que toda la poesía infantil tenga que ser divertida o de humor.
JUGAR, JUGAR, JUGAR. Así como ofrecer otra mirada al mundo, creo que el niño debe tener la libertad de jugar con el lenguaje. Una propuesta poética que abra la puerta al juego total con las palabras es una invitación a enfrentarse al lenguaje de otra manera.
2 comentarios:
Me gustó la precisión con que expones tus ideas. Estamos de acuerdo, la poesía dirigida a los niños no es asunto fácil.
Te seguiré leyendo, acabo de descubrir tu blog.
Aprovecho para invitarte (también a tus lectores) que visiten mi blog, este es el link: http://elbbdordelanoche.blogspot.com/
Un abrazo desde mi morada en Barranco (Perú).
Estupendas reflexiones, Jesús. Voy a mandarte a tu correo un artículo que trata también de qué debe ser la poesía para niños. Por cierto, me encanta tu poesía sonora. Tienes una voz muy bien timbrada y poderosa, y eso contribuye a que se disfrute. También tu expresión corporal es estupenda. Voy a mostrarla a mis alumnos cuando toquen las vanguardias (por mucho que tú digas que no es vanguardia ;))Beatriz G. de Ory
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